Recordemos que las gatas experimentan el primer celo antes de cumplir un año exactamente entre los 6 a 9 meses de edad, para identificar este ciclo es importante que conozcas los síntomas. El celo en las gatas les provoca incomodidad y una enorme necesidad de salir de sus casas e ir en busca de un macho para reproducirse; una gata saludable puede dar a luz entre 3 a 8 gatitos por camada aproximadamente, es decir, podría tener 32 crías en un año y a lo largo de su vida es posible que sea madre de más o menos 300 gatitos… ¿Te parecen demasiados gatitos? Teniendo en cuenta que varias de las crías terminarían en la calle o siendo maltratadas por familias irresponsables lo más recomendable es realizar la cirugía de esterilización.
En muchas ocasiones los cuidadores de gatas sin castrar descartan la posibilidad de que su mascota está preñada porque vuelve a estar en celo, sin embargo, cabe aclarar que las gatas pueden estar embarazadas y experimentar el celo hasta dos semanas después de su fecundación; por otro lado, es importante que sepas que durante un celo la gata pude estar con más de un macho lo que daría una camada de padres diferentes, es decir, gatitos con diferentes características.
En las primeras etapas del embarazo puede ser difícil detectarlo debido a que cada gata es diferente, algunas pueden experimentar grandes cambios de comportamiento y otras pueden pasarlo con normalidad, pero existen algunos síntomas un poco generales que te pueden ayudar a prender las alarmas.
Algunas gatas comen en cantidades más pequeñas e incluso pueden pedir comida o aparentar estar hambrientas y luego apenas tocar su alimento, este es un síntoma normal que al pasar unos días volverá a comer como de costumbre, pero si observas que no mejora e incluso deja de comer por completo es muy importante que consultes con el veterinario.
Aunque este síntoma es difícil de identificar ya que por naturaleza todos los gatos son dormilones; las gatas en embarazo tienden a dormir incluso más y mostrar desinterés por jugar o interactuar con su familia u otros gatos, en general; tratan de estar solas y descansar.
Una gata en embarazo puede mostrarse más cariñosa, pedir más atención y perder el interés por salir. Aunque también puede ocurrir lo contrario y comportarse más gruñona evitando relacionarse con sus personas y otros animales. Todo depende de la personalidad de la gata.
Este sin duda es el síntoma más obvio y se presenta a partir de la 4 semana de embarazo, por lo general, está acompañado por los cambios en los pezones que se inflaman y se vuelven más rosados como indicativo que se preparan para dar leche.
En este punto será innegable que tu gata está en embarazo y en general momentos antes e incluso días previos la gata estará buscando un refugio cómodo, con poca luz y apartado donde dar a luz. El nacimiento ocurre a los 60 días de la fecundación.
Cuando elegimos abrirle la puerta de nuestro hogar a una mascota de inmediato asumimos el papel de ser cuidadores responsables, esto quiere decir que debemos velar por su seguridad y salud tomando las mejores decisiones para su bienestar; por eso, si tu gata se encuentra en embarazo no es un acto sensato molestarse con ella ya que solo sigue sus instintos naturales y mucho menos de abandonarla en ese estado, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad como cuidadores y tomar mejores precauciones para el futuro.
Fuentes
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