Si tienes un perro adulto, antes de adoptar un gatito debes examinar cómo es la conducta de tu perro cuando se cruza con otros gatos en la calle. Puede actuar de manera agresiva e intentar salir corriendo detrás del gatito para cazarlo; también puede que muestre una curiosidad más tranquila o simplemente indiferencia. Estos dos últimos escenarios son los ideales.
Los gatos son animales territoriales. Una buena idea sería prepararles su propio refugio, en una habitación que cuente con un lugar de descanso alto inaccesible para los perros. Adecúalo con juguetes y un rascador, además de su arenero. Días antes de la llegada del gatito, ya deberías estar restringiendo el paso del perro a esta habitación para que se acostumbre con tiempo y comprenda que ese lugar no es un territorio al cual va a poder acceder libremente, al menos al principio. Cuando llegues a tu casa con el gatito, llévalo directamente a su espacio, ubícalo cerca a su caja de arena. Déjalo que explore libremente mientras le hablas en un tono suave y apacible.