Esta historia comienza un día en el que todo transcurría con normalidad, hasta que Johan llegó al trabajo y fue recibido con una particular noticia: una gatica había caído del techo a través de la chimenea. Sin titubear, él y sus compañeros decidieron hacerse cargo de sus cuidados mientras se recuperaba, y con los días ella se convirtió en la mascota del trabajo, recibiendo por nombre “Botones”. Los actos de amor hacia Botones eran evidentes, sin embargo, había algo que inquietaba el corazón de Johan, la gatica se quedaba completamente sola en la agencia los fines de semana, y aunque tenía agua, comida y arena suficiente, pensar en su soledad lo mantenía intranquilo.